Saturación.
Tantas cosas en las que pensar
y tan poco tiempo.
Tanta idea que razonar
y lo inútil que es hacerlo.
La conciencia de que el acto
no se va a hacer nunca solo,
y aún así la reticencia
a mover un solo músculo.
Mentiras, llantos, traiciones;
que demuestran que el amor
no habita en los corazones
de la gente que día a día
puebla las calles,
preocupándose de que
su nuevo coche no se raye.
Poco que decir
y nada importante.
Un río de ideas
para siempre fluctuante.
Mi conciencia es la del amante
al creer que cuanto veas
puede ser tan solo un traje
que encubra lo verdadero
y que engañe al que en él crea.
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