24/10/12

Pesca indiscriminada

Permito y entiendo que la lava me calcine
pero que queme a los delfines me parece de cine.
¿Por qué, si ellos nunca hacen que se te corra el rímel?
Si sólo están para endulzar, como chicas de anime;
si viven por y para que nadie se lastime.
Yo vine y cogí el kleenex,
por no ser verso que rime,
Pero, joder, ¿qué coño han hecho los delfines?

Vale que a mí me destroce el entorno,
que apuñale mi interior y que acorace mi contorno;
pero a ella me niego en rotundo,
eso ni el absurdo.
Yo me ofrezco voluntario a los buitres de carroña
pero a ella no le vomitéis ponzoña ni de coña.

Palabras vanas, y en mis uñas sólo roña.
Como agradezco que la Muerte sea la dueña, la Doña
que termina todo y al final se queda sola
y que todo esto sólo sea una trola.

21/10/12

Viento de metralla

Cada persona es una daga en potencia,
una risa jocosa que hiere
con cada sentimiento que desprecian.
Cada mirada desdeñosa te duele,
cada pétalo de rosa
que arrancado con cara de asco muere.
Todo aliento que vomitan los mortales
tiene una pequeña carga de veneno,
una granada que hace que estalles.
Una falta de respeto manifiesta,
otro golpe y nueva muesca
una sorna que acogota tu talle.

Es inútil buscar excepciones.
Tarde o temprano casi todo
es una piraña perdida que te come
las entrañas y la esperanza
que tu entorno (o eso quiere) te impone.
Una luz que te molesta en la noche,
un borracho que te grita desde el coche.
Pero siempre desidia, desdén
y despreocupación antipática:
una obsesión por no cuidar del ajeno
y una bordería extrema y estática.
Una sombra que te muestra la tiniebla,
una orgía de empatías en quiebra
que apuñalan tu inocencia
mientras tu alma oculta tiembla
con lágrimas de miedo entre la niebla
por el odio que la gente no desecha
y deseando que su magia no se pierda.

16/10/12

Placer puro

A veces la potencialidad puede ser suficiente. Me explico.

Uno tiene unas necesidades, o simplemente un deseo que le apetecería cumplir. Si te crees capaz de alcanzarlo, el mero hecho de saber que se posará en tu mano en cuanto extiendas el brazo puede producirte una sensación incluso más reconfortante que la propia consecución del anhelo.

Ese saberte poderoso, ser consciente de que tienes el control sobre algo tan importante para ti como lo que deseas; regocijarte en la posibilidad, que se alza sobre ti con una mirada cómplice... Es placer en su estado más puro, mantiene la perfección del deseo (que todavía no has gastado) y te permite idealizarlo a voluntad, moldearlo con una plastilina cálida e íntima y embriagarte de regocijo ante lo que podrías conseguir en cuanto lo dispusieras. Se crea incluso un círculo vicioso: cuanto más jugueteas con la posibilidad más te corre el placer por las venas y más ganas tienes de continuar idealizando hasta el infinito, en una espiral de disfrute orgásmico que por sí misma es suficiente para mantenerte en las nubes del éxtasis mental.

Es la mentalidad del típico soñador aderezada con un poco de autoestima y confianza en las propias capacidades. Tiene la ventaja de que, como el resto de ideas pseudooptimistas, se puede alcanzar engañándose a uno mismo, con el placebo más poderoso que existe que son las propias convicciones infundadas.

Vivir estremeciéndose de posibilidad.
Quizá una forma pura de felicidad.

2/10/12

Arlequín mental

   ¿Para qué ser si no ser es más sencillo? Cualquier persona se empeña en crecer, en evolucionar y mejorar: en ser, tener y conseguir más. Tanto empeño de autosuperación sólo para vivir... Qué tonterías ser tú mismo o fingir sabiendo que vas a no ser relativamente pronto.

   Al enfrentarte cara a cara con el entorno éste te señala tus carencias sin piedad ninguna... Qué poca cortesía por su parte. ¿Qué es lo que se le ocurre entonces a las personas normales? Suplir sus carencias. ¡Qué ilógico! Después llegarán otras, y otras, y otras; y si aprendes a ser feliz con ellas -o simplemente eres perfecto- la monotonía, la rutina y la desidia acabarán por consumirte como a una cerilla que ve como se va quemando poco a poco.

   Ser una persona pensativa conlleva infelicidad. Esa eterna búsqueda de lo perfecto -qué ingenuidad, desconocer los estragos de una hipotética carencia de fallos- mina la determinación de casi cualquiera (ilusos aparte). Hay un pesimismo inherente a toda mentalidad objetiva producto de descubrir tus propias incapacidades, y ese pesimismo reclama convertirse en eje vital. Qué engañado hay que estar para negarle lo que pide.

   Lo peor de la introversión es que te obliga a que el centro de tu vida sea algo que no merece ni una ojeada: tú mismo. Si la vida fuese justa me correspondería la deriva en el mar de la despreocupación tanto ajena como propia. Pero mi propia personalidad no me permite elegir y me mantiene encadenado a la preocupación por mi repugnante yo. No es que me dé asco por lo que soy, sino por estar tan bombardeado con la idea de mí, por estar encerrado en una sala de espejos. Tengo mi reflejo tan visto que me produce náuseas. Es curioso, porque a mis zapatillas también las tengo vistas y no me caen mal (y esto no es una metáfora). Será que con ellas tengo la opción de retirar la mirada.

   La evasión me recuerda el motivo por el que me evado. En el fondo da igual, porque aún evadido cualquier punto al que mirara me recordaría el vacío de todo lo que huele a existencia.

Gambito de calidad

Tú vales más que el resto [Tu corazón es el puerto]. Nos obligaron a elegir entre tu sudor y sangre y yo dejaría todo colgando por...