22/6/13

Verso libre

Desértica es la vida impune
en un sistema donde todos mienten.
Yo quisiera un lugar en ciernes
en que la buena fe te acune,
no divago con almas completas...
Sólo allí donde no te desprecien por poeta.

Por qué no un lago de benevolencia,
una humanidad de púrpura y oro.
Dejar atrás la soledad si sus presencias.
La solución al por qué si soy yo lloro.

Desde la simpleza del presente
la perfección ondula como sangre
roja, maldita y afluente
de un dolor constituido en enjambre,
como si la bondad no fuera un concepto
y la infección de otra coraza y los calambres
te hicieran, aunque infeliz, perfecto.

Injusta la tiranía de existir
y su burla a lo absurdo de no ser
y de morir viviendo.

11/6/13

Saxo y piano

Es otoño en las avenidas de mi alma. El cariño se me desborda y se vierte como mermelada de melocotón: dulce e intenso en su suavidad. La realidad repiquetea en mis párpados como una lenta lluvia de nata y nieve.

Las manos en los bolsillos, hojas secas lloviendo melancólicas en mi regazo. La vista a lo lejos, en el horizonte de la ciudad, como mirando la belleza del mar ondulando y lamiendo los puentes.

El silencio como revulsivo del tráfico, entre alamedas vacías y personas abrigadas. Cada mirada un islote sobre el marrón acaremelado del lecho de hojas.

Un paso detrás de otro, y a la espalda solo carmín y risas. Lo aterciopelado de la sencillez es lo que llega al confín de mis sentimientos, lo que besa con dulzura mi piel y le desea reponerse, allá en el fondo de mis emociones donde ni el silencio es inquisidor.

Mucha tinta y las manos manchadas de tierra, polvo de ese que no puede cazarse sino al vuelo de lo cotidiano.

Hojas secas de arce en las suelas y una bahía en la retina.

8/6/13

Silencio

La fauna es variada en el bosque de la vida.

Muchos se pavonean como fuego ignoto, cuando sólo son otra llama del incendio que los consume. No logran abrirse paso entre bestias más que por medio de la brutalidad. Se ahogan, exhalaciones como las suyas hacen el aire irrespirable.

Otros fluyen como nata derretida, desprendiendo olor a resurrección. Pero el hedor es más denso que la fina suavidad de cualquier fragancia, y el verde esperanza de sus auras se asfixia en el negro absoluto de la noche.

Las escalas llevan a cumbres tras las que sólo queda bajar.

El ruido arrasa los estertores desesperados de cada melodía. Un silencio supremo se posa sobre los hombros de cada alma, velando por la inutilidad de sus gritos. Un gas apolillado y antiguo en el que los avioncitos de papel se hunden hasta impactar contra la tierra.

Sobre el desaliento que infecta las turbias aguas de nuestro río, un cielo ahumado y sin estrellas perece de polución.

Gambito de calidad

Tú vales más que el resto [Tu corazón es el puerto]. Nos obligaron a elegir entre tu sudor y sangre y yo dejaría todo colgando por...