Miranme
como se mira una insolencia,
una subversión,
un trueno que anuncia el fin de su mundo.
Todo está, no obstante, en sus ojos.
Soy demasiado,
demasiado para lo que ellos son,
esto es: una persona.
Soy una tormenta en ese desierto suyo
que se han esforzado por
impermeabilizar.
Luz, ilusión, sangre, mundo.
Observan la lluvia de mi alma-piñata,
observan humanidad, que los espanta.
Observan, o dañan. Y punto.
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